8 de julio de 2007

La ciudadanización de la polìtica

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No es posible concebir una democracia sin ciudadanía; tampoco una ciudadanía sin verdaderos partidos políticos. Estas premisas son importantes antes de abordar este tema.

Por Fausto Segovia Baus

Para todos es conocido que los partidos políticos del Ecuador hoy en día afrontan una crisis generalizada, que es el caldo de cultivo de otros problemas como la falta de representación, legitimidad y gobernabilidad. La clave está en la democratización de los partidos. ¿Cómo?

Se ha dicho que la democracia no es un modelo perfecto, sino perfectible, en la medida que puede ser mejorado con la participación de los ciudadanos, a través de instituciones sólidas que garanticen el estado de derecho y el bien común, como expresiones generales de un modelo de convivencia social. Sin embargo, en la práctica se nota una anomia o pasividad de la mayoría, que es espectadora ante los problemas y decisiones que los gobiernos deben tomar.

Acercar el Estado a los ciudadanos

Uno de los mecanismos para fortalecer las instituciones democráticas es la reforma de los partidos políticos. El objetivo central de esta reforma es superar la crisis de representación que los afecta, a través de nuevos mecanismos de participación ciudadana. En otras palabras, es urgente un acercamiento del Estado a los ciudadanos, mediante estructuras partidistas no clientelares.

El verdadero cambio hacia la “ciudadanización” de la política se está en la devolución del Estado a los ciudadanos. Hoy la política está “secuestrada” por partidos que no los representan. Un cambio es urgente y necesario.

Estrategias

En esa línea propongo las siguientes estrategias: capacitación política constante de afiliados y simpatizantes, a través de escuelas de gobierno; democratización de los partidos políticos mediante elecciones internas, universales, directas y secretas para elegir candidatos o candidatas; crear mecanismos permanentes de organización y motivación de líderes, en congresos, foros, encuentros y talleres; construir una agenda pública con participación ciudadana, que podría cubrir los siguientes aspectos: en lo político (corrupción, reestructura de los partidos); en lo económico (la reactivación económica, la deuda externa); en lo social: la exclusión de todo tipo y la pobreza, el desempleo y la violencia; diseñar un sistema de rendición de cuentas para todos los poderes del Estado, con intervención ciudadana; recuperar el Estado para los ciudadanos, con un programa de educación ciudadana, que cubra los derechos y las responsabilidades; y combate a la corrupción en todos los ámbitos; y, fortalecer organizaciones de la sociedad civil, que eliminen progresivamente a las oligarquías partidarias, al viejo caudillismo y el estilo patrimonialista.

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