27 de julio de 2007

Jefferson Pérez: ejemplo de constancia

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Sí, el nuevo triunfo de Jefferson Pérez en los Juegos Panamericanos no es producto de la improvisación; es el resultado de la honradez deportiva, del entrenamiento organizado, de la disciplina y la constancia, en función de metas claras. ¡Qué lecciones más hermosas que nos ha dado este deportista!
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Por Fausto Segovia Baus

Nacido de una familia cuencana -y no digo humilde, como dicen muchos porque ser pobre no es un baldón o afrenta-, Jefferson Pérez nos ha enseñado a amar al deporte, como expresión de una actividad saludable y, sobre todo, de un trabajo en equipo donde la solidaridad, la estrategia y el esfuerzo han sido sus valores permanentes.Pero más allá de las preseas -muchas de ellas doradas, en el ámbito mundial y regional- está su actitud frente a la vida, el proyecto de este hombre luchador, que no se amilana ante los obstáculos, ante el dolor y logra sus objetivos con sacrificio, prácticamente al límite de su resistencia física. Y cuando llega a la meta duramente conseguida, lo primero que ha hecho es cobijarse con la bandera nacional.

¡Jefferson Pérez es un ícono, un referente inigualable, sencillo en el triunfo y humano en la derrota, al reconocer con hidalguía el esfuerzo ajeno!

Tengo la impresión que el Ecuador ha sido ingrato con Jefferson Pérez. Si bien los lauros de este plusmarquista mundial, en alguna medida, nos pertenecen hay que reconocer que nuestro país ha llegado a las vitrinas más altas del deporte de alta competencia, gracias a la dedicación, compromiso y trabajo individuales. Por eso, su mérito es mayor y la gratitud podría expresarse de muchas maneras y no necesariamente a través de monumentos -que ya los tiene-, medallas -la colección es notable- o pergaminos -que ya sobran en las paredes y archivos.

En esta oportunidad me permito proponer a la Cancillería que designe a Jefferson Pérez como diplomático itinerante del Ecuador, y con el auspicio de la UNICEF y/o la UNESCO, represente a los niños del Ecuador y del mundo en un proyecto en favor de la eliminación de la pobreza, la exclusión y la inequidad.

Recordemos que el Ecuador tiene en Jefferson Pérez un raro ejemplo de constancia, de búsqueda de identidad, motivación y de fortaleza física y ética, que supera las fronteras territoriales.La razón es obvia: antes de cualquier designación -por relevante que sea- Jefferson Pérez ya ha llenado las páginas de los periódicos de todo el mundo, de todas las páginas web del mundo, de todas las revistas deportivas del mundo.

Sería, por lo tanto, un paso efectivo que, más que un galardón que ya no lo necesita, convertiría al deportista en un ciudadano universal, y en tal condición en un verdadero trotamundos, ya no sólo en las calles y escenarios deportivos donde ha conseguido varias veces la gloria, sino un luchador contra las causas de la pobreza y todas las patologías sociales.